Los terrores nocturnos son uno de los trastornos de sueño infantil más difíciles que un padre puede enfrentar. Si tu hijo ha tenido alguno tu ya conoces la escena: a mitad de la noche sus gritos te despiertan y corres a su habitación. Lo encuentras sentado y agitado. Respira pesadamente y cuando intentas alzarlo sientes que su corazón late rápidamente. Sus ojos están abiertos, pero su mirada no conecta con la tuya y todos tus intentos por calmarlo son inútiles.
“Por mas atemorizantes que los terrores nocturnos sean para los padres, estos no le causan daño al niño” dice el Dr. Jaime Edelstein, médico pediatra en Gables Pediatrics. «Es importante que los padres sepan que los niños no recuerdan los terrores nocturnos y por lo general los resuelven solos con el tiempo».
¿Qué son los terrores nocturnos?
Los terrores nocturnos son relativamente raros y de acuerdo con la Academia Americana de Pediatría, «ocurren con mayor frecuencia en niños pequeños y en edad preescolar». Comienzan 2-3 horas después de que el niño se duerme durante la transición de la fase de sueño profundo a la fase de sueño ligero, también conocida como el sueño REM.
Los terrores nocturnos se pueden distinguir de las pesadillas porque un niño que tiene una pesadilla usualmente se despierta, te busca y lo puedes consolar mientras se queda dormido nuevamente. Un niño que tiene un terror nocturno permanece dormido e inconsolable.
Por lo general, los terrores nocturnos duran sólo unos minutos, pero es posible que se prolonguen hasta por una hora. Pueden ocurrir una o varias veces, al azar o siguiendo un patrón.
¿Qué causa los terrores nocturnos?
Aunque determinar una sola causa puede ser complicado, el Dr. Edelstein sugiere a los padres analizar diferentes aspectos de la vida y rutinas del niño para identificar cualquiera de las siguientes posibles causas:
- Estar extremadamente cansado
- Tener fiebre u otra enfermedad
- Problemas médicos que alteren el sueño tales como reflujo, o adenoides o amígdalas hinchadas
- Estar tomando una nueva medicina
- Cambios significativos en la rutina, como por ejemplo un cambio de residencia
- Haber heredado la tendencia a los terrores nocturnos
¿Qué puedes hacer?
El Dr. Edelstein no aconseja el uso de medicamentos tales como los antihistamínicos (Benadryl) para tratar de mantener al niño en un sueño profundo. También rechaza tácticas bruscas para despertar al niño como agitarlo o prender a su lado luces brillantes. Estas pueden confundir y molestar al niño y hacer que se le dificulte volver a dormir.
“Intenta hablarle con suavidad y tranquilidad” –anota el Dr. Edelstein. Algunos expertos en sueño infantil también aconsejan frotar la espalda o sujetar la mano de tu niño, pero si esto no funciona, es mejor esperar y asegurarte de que no corra ningún riesgo. Si está en una cuna y se mueve asegúrate de que no se lastime. Si está en una cama evita que se caiga o que camine dormido.
Otras consideraciones para tener en cuenta:
- A la hora de irse a dormir mantén una rutina que sea relajante y a la misma hora cada noche.
- Pon a tu niño a dormir lo suficientemente temprano que evite que esté demasiado cansado.
- Asegúrate de que tu hijo duerma bastante.
- Habla con tu pediatra si:
- los terrores nocturnos son frecuentes,
- los terrores nocturnos están interrumpiendo el sueño de otros miembros de la familia,
- sospechas que tu hijo puede tener un problema médico como reflujo o
- tu hijo tiende a roncar o respirar por la boca durante la noche.
En los casos en que los terrores nocturnos ocurren en un patrón, puedes intentar lo siguiente:
Durante varias noches lleva un registro de la hora a la cual el terror nocturno ocurre. Cuando identifiques un patrón despierta a tu hijo 15-20 minutos antes. Mantenlo despierto con suavidad durante 5 minutos y luego ayúdalo a dormirse de nuevo. Haz esto durante varias noches y luego interrumpe esta nueva rutina para para ver si los terrores nocturnos han desaparecido.
Lo más importante es recordar que, al igual que muchas otras fases díficiles de la infancia, los terrores nocturnos son temporales y pasarán.